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Tres soluciones para las inundaciones urbanas en Puerto Rico, según expertos

Tapones sin fin, deslices de tierra y ciudadanos atrapados en las calles: ese fue el panorama que miles enfrentaron el 27 de octubre y el 6 de noviembre, ante unas inundaciones repentinas en áreas urbanas de Puerto Rico —un fenómeno que llevó al gobernador Pedro Pierluisi a declarar el 29 de octubre un estado de emergencia en San Juan, Guaynabo, Loíza y Culebra.

Las consecuencias del evento han dejado a la ciudadanía consternada. El alcalde de San Juan, Miguel Romero, estimó que los daños en la capital podrían “representar millones de dólares”; otros alcaldes calculan los daños en sus municipios sobre los $100 mil, según El Nuevo Día. Y la situación irá para largo: durante las inundaciones, el Servicio Nacional de Meteorología (SNM) registró un récord de lluvia máxima diaria de 5.20 pulgadas en la ciudad capital.

Nuevo récord de lluvias en Puerto Rico

Según un análisis hecho por Platea, entre el 1 de octubre y el 25 de noviembre, el SNM emitió advertencias de inundaciones en Puerto Rico para 29 fechas distintas —o el 51.7% de días en este periodo.

Además, hubo 11 advertencias de inundaciones repentinas;  5 de ellas aplicaron para San Juan y Guaynabo. 

Expertos consultados coincidieron en que el incremento en lluvias torrenciales por el cambio climático, las pocas alternativas para manejar escorrentías y el desarrollo urbano en zonas de riesgo afectan aún más las áreas urbanas.

“Esas áreas son altamente urbanizadas, y no hay muchos espacios para algo que no sea cemento, gravilla y carretera. Lo que son la tala de árboles, intervenciones que sean adversas al medioambiente […], al igual que el poco mantenimiento de los desagües […] son de las cosas que más calan al momento de que ocurra una inundación peligrosa en áreas urbanizadas”, detalló a Platea la planificadora urbana María Méndez Guijarro. 

Aunque los alcantarillados son claves para evitar las inundaciones, es imperativo actualizar el sistema a tenor con la realidad climática de Puerto Rico.

Como hemos impermeabilizado toda esa área de Santurce y toda el área alrededor de la Baldorioty de Castro, entonces no hay lugares donde se pueda absorber el agua que está cayendo antes de que vaya a la única alcantarilla que está en el Túnel de Minillas”, explicó el planificador Pedro Cardona Roig, quien citó las inundaciones de Ocean Park en 2021 como un ejemplo que ilustra el problema de los desarrollos en zonas protegidas y de riesgo. 

Alcanzando soluciones apropiadas

Los planificadores consultados por este medio recomendaron algunas alternativas de infraestructura verde como posibles soluciones al problema, además del mantenimiento de sistemas pluviales. Sin embargo, apuntaron que cada solución debe aplicarse considerando el contexto de cada región particular.

1. Pavimentos permeables

Cardona Roig explicó que hay una gran cantidad de suelos que se han impermeabilizado, en San Juan y Guaynabo, sin debidos estudios de impacto, citando de ejemplo los estacionamientos en algunos vendedores de autos. A este fin es que responden los pavimentos permeables.

Los suelos con pavimento permeable ayudan a manejar las inundaciones al almacenar, redirigir o absorber el agua de escorrentía. Aunque se deben aplicar en áreas peatonales y de tránsito vehicular reducido, su ubicación estratégica puede reducir el agua acumulada durante lluvias torrenciales.

2. Reforestación urbana: jardines de lluvia

La organización sin fines de lucro Urbana Planifica enfatizó en las “soluciones basadas en la naturaleza”, es decir, las que se basan en ecosistemas naturales.

Entre ellas, sugirieron “la reforestación, y especialmente en lo que son las zonas urbanas, la integración de espacios verdes como parques, jardines y áreas con vegetación natural que puedan absorber el agua de lluvia, reducir escorrentías, y disminuir la cantidad de agua que fluye hacia los sistemas de drenaje”.

Aquí es donde entra una estrategia puntual sugerida por el también arquitecto Cardona Roig: los jardines de lluvia. Son pequeñas depresiones, naturales o artificiales, que pueden reconducir o almacenar el agua superficial cuando surgen lluvias torrenciales, y así reducir la que llega a los alcantarillados. Además, reducen los agentes contaminantes que el agua arrastra en las calles.

3. Participación ciudadana y las acciones individuales

Todos los expertos asintieron que la participación ciudadana es clave para el desarrollo de estas soluciones, en especial para aquellas comunidades que históricamente han enfrentado inundaciones. 

Para este fin, Cardona Roig puntualizó que los ciudadanos deben priorizar líderes que desarrollen política pública concreta —hizo alusión a la importancia de que se apruebe una Ley de Costas actualizada— para atender estos problemas, y así cumplir con las leyes que prohíben desarrollos en zonas de riesgo, como la Ley 3 de 1961.

Asimismo, Méndez Guijarro hizo hincapié en que las colaboraciones multisectoriales serán necesarias para discernir las soluciones más realistas y de más efectiva implementación:

“Fallamos si sacamos a los jugadores claves de la mesa: […] el sector público, el sector privado, las comunidades y las organizaciones non-profit, los fideicomisos, si no los traemos a la mesa a ser parte de la conversación, para que ellos también traigan herramientas útiles, no vamos a llegar a ningún lado. No vamos a traer soluciones prácticas”.

Sugerencias que cada persona podría hacer por su cuenta, según los expertos, fueron:

  • Reducir desechos, reciclar más y no crear vertederos clandestinos
  • No talar árboles maduros
  • No sellar los patios con concreto
  • Participar en restauraciones y limpiezas de sistemas naturales
  • Participar en procesos de planificación de agencias gubernamentales

Un esfuerzo en el que los ciudadanos pueden participar es el proceso de vistas públicas sobre el borrador del Plan de Mitigación, Adaptación y Mitigación al Cambio Climático (Plan MAR), que tendrá sus próximas vistas públicas el 1, 8 y 9 de diciembre.

¿Qué es el Plan Mar?

El Plan MAR es el primer documento que establece cursos de acción y estrategias para atender el cambio climático en Puerto Rico, en cumplimiento con la Ley Núm. 33 del 2019.