‘Pequeño en tamaño, inmenso en mensaje’: el pabellón boricua que conmovió a Milán 

La propuesta “Había una vez y dos son tres feminisitios” recibió una mención honorífica del Bee Award y marcó el debut oficial de la isla en el prestigioso evento internacional.

Cuando pensamos en el talento puertorriqueño que se proyecta internacionalmente, solemos mirar hacia el deporte, la música o las ciencias.

Esta vez, la arquitectura con una propuesta crítica, sensible y profundamente puertorriqueña ha tomado el escenario global.

Por primera vez, Puerto Rico participó oficialmente en la prestigiosa Trienal de Milán 2025, la exposición internacional de diseño, arte y arquitectura que se celebra en Italia.

En su 24ta edición, el enfoque principal de la Trienal gira en torno al tema
Desigualdades”.

  • Con este contexto de fondo, Puerto Rico debutó a principios de mayo con el pabellón “Había una vez y dos son tres feminisitios”, una propuesta desarrollada por el profesor y arquitecto Dr. Regner Ramos, junto a un grupo de estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
El pabellón puertorriqueño “Había una vez y dos son tres feminisitios” en el Palazzo dell’Arte, se destaca por su diseño meticuloso y mensaje sobre desigualdades sociales y derechos humanos. (Suministrada)

La instalación planteó cómo los espacios arquitectónicos pueden llegar a violentar los derechos humanos de personas LGBTQ+ y otras comunidades marginadas.

Inspirados en la historia de Alexa Luciano Ruiz, una mujer trans sin hogar que fue asesinada en 2020, el equipo construyó el pabellón para provocar una reflexión internacional sobre cómo el diseño urbano puede ser cómplice de desigualdades estructurales.

  • La obra fue reconocida con una mención honorífica del Bee Award para Best International Participation, destacada por el propio presidente de la Triennale, Stefano Boeri, como “una propuesta meticulosa y quirúrgica que, desde su escala pequeña, genera un gran impacto”.
Tarjeta Desplegable con Chevron – Proyecto Alexa
💡 Arquitectura, memoria y transformación
Al explicar a Platea la inspiración detrás del proyecto, Ramos compartió que «Alexa siempre ha estado en mi mente. Me parecía que su cuerpo atraviesa tantas estratas sociales de Puerto Rico. Una mujer negra, una mujer trans, que padecía de salud mental, que no tenía dónde vivir. Alexa atravesó por muchas desigualdades de muchos sectores en Puerto Rico que son desatendidos todavía y no tienen los mismos recursos para enfrentar la batalla», indicó Ramos a su llegada a la isla.

Lejos de tratarse de una obra que se regodea en el trauma, la propuesta fue una afirmación del potencial de la arquitectura para generar empatía, memoria y transformación. Según Ramos, «sin tergiversar lo que sucedió, buscamos presentar un proyecto de Alexa que es la figura central, pero nuestro norte siempre fue hablar de los espacios que ella ocupaba, que todavía vivimos hoy en Puerto Rico y que todavía no son atendidos».

Las mentes detrás del proyecto

La participación en la Triennale fue una experiencia transformadora para el equipo compuesto por los estudiantes Angélica García, Gabriel Escobales, Mel Fuentes, Yailexis Robles, Luis Ricardo Cordero, Alejandro Morales y Andres Franquiz, quienes vivieron de cerca la exigencia, responsabilidad y posibilidades de una práctica arquitectónica profundamente comprometida con las realidades sociales.

Así lo expresó a Platea Mel Fuentes, quien trabajó en la edición de los dibujos y parte del diseño inicial del pabellón.

El grupo de estudiantes junto al profesor Regner Ramos durante la inauguración del pabellón en la Trienal de Milán. (Suministrada)

“No tan solo pudimos crear conciencia de los eventos que nos rodean, sino que también pudimos darle conocimiento a nuestra isla a diferentes personas que no sabían de ella”.

Además, Fuentes describió lo emocionalmente desafiante que fue trabajar el tema, siempre desde una postura ética.

“Tuvimos que tener mucha precaución con cada movimiento que tomábamos ya que estábamos conscientes de la delicadeza y la importancia del tema que estábamos trabajando. Al final del día fue un sentimiento súper gratificante saber que logramos nuestro objetivo”.

Diseño arquitectónico del pabellón ‘Había una vez y dos son tres feminisitios’ (Suministradas)

El impacto del proyecto también se refleja en las palabras de Andrés Franquiz, quien tuvo un rol clave en la investigación para el cortometraje, el desarrollo de la paleta de colores y las comunicaciones del equipo.

“Si antes era un honor, ahora es honor y orgullo representar a nuestra nación, llevarnos un premio y mostrar que somos capaces”.

 

 

Andrés Franquiz

Franquiz comentó que el proyecto le ayudó a asumir con mayor claridad la responsabilidad social de la arquitectura.

“Sabía que el arquitecto tiene una responsabilidad muy grande, el trabajo de diseñar espacios con toque social, pero ahora lo pude ver a mayor escala”.

Al mirar hacia el futuro, Franquiz expresó que su experiencia le ha motivado a pensar en una carrera con mayor enfoque social y cultural.

Quiero tener una labor en el aspecto cultural de nuestro país, conservar nuestra historia y aspiro a ser profesor para las próximas generaciones

 

Andrés Franquiz

Ese mismo sentido de responsabilidad y orgullo también lo compartió Luis Ricardo Cordero, otro de los integrantes del equipo.

“Para mí es tanto un honor como una responsabilidad bien grande haber tenido la oportunidad de formar parte de este equipo de estudiantes. Representar a mi país y al mismo tiempo usar nuestras voces para hablar sobre un tema tan importante sin duda es algo sumamente relevante y gratificante”.

(Suministradas)

“Diseñar sin conciencia social es diseñar para unos pocos”

Por su parte, Yailexis Rodríguez subrayó el poder transformador de la arquitectura cuando se ejerce con conciencia política y sensibilidad social.

“También fue una oportunidad increíble para visibilizar nuestras luchas desde la arquitectura”, comentó.

Rodríguez afirmó que su manera de ver la disciplina cambió para siempre.

“Hoy la veo como una práctica política, capaz de transformar o perpetuar desigualdades”.

 

Yailexis Rodríguez

También tuvo palabras de admiración y gratitud hacia su mentor.

“Es un mentor exigente, pero con una confianza profunda en nuestras capacidades. Nos impulsa a pensar críticamente, a asumir posturas y a crecer desde la responsabilidad colectiva”, manifestó agradecida.

En su caso, como en el de Franquiz, la experiencia ha dejado una huella en su visión profesional. “Diseñar sin conciencia social es diseñar para unos pocos”, expresó.

Los estudiantes de arquitectura Andrés Franquiz, Luis Ricardo Cordero, Mel Fuentes, y el profesor Regner Ramos, comparten su orgullo al recibir el premio honorífico con su propuesta puertorriqueña. (Suministrada)

Otro de los integrantes, Alejandro Morales, expresó que su mayor deseo es que su participación sirva como inspiración a futuras generaciones.

“Además de llevar y transmitir un mensaje importante al mundo, deseo que sirva de inspiración para otros jóvenes. Que sepan que pueden poner el nombre de su patria en alto a través de sus talentos, cualquiera que sean, y que trabajando duro y esforzándose lo lograrán”, indicó el joven.

“Mi meta es que sean ustedes”

Pero más allá del reconocimiento internacional y las reflexiones profesionales, quizás el momento más revelador del viaje llegó de manera inesperada.

En medio de una jornada intensa de montaje y preparación, los estudiantes se acercaron a su mentor con una pregunta que cambiaría la perspectiva de todos: querían saber cómo los veía él, qué futuro imaginaba para ellos.

El Bee Award for Best International Participation que recibió el equipo puertorriqueño en la 24ta edición del Trienal de Milán. (Suministrada)

Ellos valoran lo que yo veo en ellos. En algún momento vamos a necesitar nuevos decanos y decanas en la Escuela de Arquitectura, nuevos directores en la Junta, presidente o presidenta del Colegio de Arquitectos. Y si no son lo mejor que tiene Puerto Rico, ¿quiénes van a asumir esos roles? Mi meta es que sean ustedes”, recordó Ramos con voz entrecortada.

Aunque aún no se sabe si Puerto Rico participará nuevamente en la Trienal de 2028 — la invitación depende del comité organizador —, Ramos no descarta volver.

De hacerlo, mantendría el mismo enfoque: trabajar con estudiantes y seguir la línea de investigación crítica desde la arquitectura.

Por ahora, el impacto del pabellón “Había una vez y dos son tres feminisitios” queda como un poderoso recordatorio de que Puerto Rico tiene mucho que decir — y mostrar — desde la arquitectura.