
En el corazón de Manhattan, un festival preserva el lelolai de Puerto Rico
Este artículo es parte de nuestra serie, PR pa’l Mundo, un puente con historias, ideas y opiniones que arrojan luz a lo que hacen los boricuas en la diáspora, desde cualquier rincón del mundo.
Por 37 años, el Loisaida Fest ha sido el punto de encuentro de la diáspora boricua en Nueva York.
66 grados a finales de mayo no quitaron las ganas de sentir el calor puertorriqueño. Así que me preparé para salir a celebrar y disfrutar del Loisaida Fest, un festival en el Lower East Side (LES) en Manhattan, mejor conocido como Loisaida.
Este evento es producido por el Loisaida Center, una organización puertorriqueña multidisciplinaria de desarrollo comunitario, artístico y cultural desde 1978.
Loisaida Center ofrece espacio, mentoría y recursos a líderes comunitarios emergentes, artistas y creadores. Sirve como incubadora para proyectos culturales y artísticos que fortalecen la vida comunitaria.
Esta fue la 37ma edición del festival que anuncia la llegada de los días cálidos en la ciudad. Luego de un invierno duro y una primavera que tardó en llegar, estábamos sedientos de celebrar, de bailar y de encontrarnos en una celebración para abrazarnos.

Era domingo, hacía fresco y me sentí como si estuviera en un festival en Jayuya, Orocovis o Barranquitas. Olía a pinchos en el BBQ, había piña colada y mucha alegría.
Sonaba la bomba y la plena puertorriqueña en las calles, el reggaetón y más adelante la salsa gorda. Nuestra bandera e íconos de Puerto Rico se convirtieron en mercancía, y cada cual interpretó su relación con Puerto Rico —y esta comunidad— de la mejor manera.
Pero recordemos que estamos en Nueva York y a nuestra cultura puertorriqueña se le da un twist: el «swag». Pantallas grandes que decían «beba», muchas sortijas, cadenas y tatuajes con la bandera, labios delineados… ustedes saben, el estilo innegable de ser nuyorican y celebrar nuestra cultura.
Había personas con camisas de Clemente, gorra de los Pirates, de Z93 y Santurce. Y todo esto ocurrió en la Avenida C, llamada Avenida Loisaida, y recorrió ocho cuadras de kioskos con comida, bebida, artesanías, manualidades, entre tantas otras expresiones latinas para toda la familia.

Me encontré con el trabajo de Giovanna Andrea y su marca «Pupa», que llamó mi atención.
Su trabajo incluye ropa, joyería y arte con ilustraciones de nuestra fauna y flora: azucenas, el San Pedrito, la Ruta Panorámica, entre otros elementos distintivos.
En la tarima principal se presentaron artistas de aquí y de allá, y el cierre estuvo a cargo de Joe Bataan, conocido cantante y músico de madre afrodescendiente y padre filipino que creció en las calles de Harlem, donde formó parte de una banda puertorriqueña.
De ahí su cercanía con nuestra música y la música latina. Canciones icónicas como «Para Puerto Rico voy», «Gipsy Woman», «Mestizo» y mucho más.
Hubo personas que llamaron mi atención pues llevaban a Puerto Rico en su corazón y en sus atuendos.

Como Gloria, que con su pelo azul y los colores de nuestra bandera nos recordó la alegría de ser diferentes, de atrevernos y disfrutar.

O como Justina, que era toda una jibarita con su vestido y las banderas colgadas del cuello.

Y hasta el querido y respetado, y siempre elegante, Pepe Flores, gestor cultural de La Sala de Pepe, reconocido por mantener la historia y el legado de la comunidad puertorriqueña en el LES.
Donde el cuatro suena como en el campo
Y en un jardín cercano llamado Francisco «Pancho» Ramos, un espacio verde, muy verde, se destacaba una pequeña tarima que alegró mi corazón puertorriqueño.

Este espacio, administrado por el centro y la propia comunidad, sirve como un oasis en la ciudad con veredas y lugares para estar que nos hacen sentir en cualquier campo de Puerto Rico.
Aquí había música típica puertorriqueña, y nada más lindo que escuchar el cuatro puertorriqueño, el lelolai y décimas dedicadas a nuestro archipiélago.
Pudimos ver al Conjunto los Fascinate y luego a uno de nuestros grupos favoritos en la ciudad: Yotoco.
Una banda latina que combina los sonidos folclóricos del cuatro puertorriqueño con salsa, son, cumbia, bomba y plena. ¡Y ese cuatro sonó!
Su cuatrista es Geovani Caldero, un músico de Corozal que, con su solo de cuatro, nos estremeció y nos acercó de manera genuina a nuestra gente y ese sentimiento de ser puertorriqueño.
«Déjalo que cante su lelolai», así decía una de las canciones interpretadas por la agrupación Yotoco, y nada más cierto que esto.
El Loisaida Fest entonó su lelolai y, por otro año más, celebró la rica cultura de Puerto Rico.