Neo Jibairo, la finca de Río Grande donde cultivan la tierra y la comunidad
En la Finca Neo Jibairo, en el barrio Pueblo de Río Grande, las raíces no solo crecen en la tierra, sino también en la comunidad.
Francisco Castro Barreto, quien dirige el proyecto agroturístico, lo plantea así: «La agricultura sustentable son muchos enlaces. Uno de ellos es la comunidad». La gesta que comparte con su hermano, Antonio Castro Barreto desde el 2015, apuesta por echar, preservar y rescatar raíces, en todos los terrenos.

“Este proyecto nació en la casa de mi mamá en el techo. Allí, mi hermano Francisco comenzó a trabajar con sistemas hidropónicos (…). Un día nos visitó la policía y nos dio una multa de 1,000 dólares (por no contar con los permisos). De esa mala experiencia, él comenzó a buscar nuevos lugares para el proyecto”, comparte Antonio Castro.
El agricultor adelantó a Platea que actualmente buscan el próximo terreno para labrar: “Esta finca se nos está quedando un poquito corta. Estamos mirando nuevos espacios para desarrollar”.
Aunque abrieron sus puertas en 2015, fue hace 16 años que el proyecto encontró su nombre, cuando Francisco Castro entrevistó a Taiwaribo Caibirí Jibairo, un taíno de Utuado cuyo nombre significa “jíbaro nuevo”. Aquella conversación, parte de su búsqueda por entender la agricultura puertorriqueña, dejó huella. “En honor a él nace el nombre de nuestra finca”, recuerda.

Para Castro, el valor de la agronomía sustentable no se define únicamente por prescindir de agroquímicos, sino por construir vínculos con otros agrónomos, miembros de la industria culinaria y con quienes entienden la tierra como un asunto colectivo.
“Lo que ponemos a la tierra, todo lo que pasa alrededor de la finca, nos afecta, no solamente a nosotros mismos, los agricultores, sino a todo nuestro entorno”, señala Castro.
Por eso en el shop de la finca, distribuyen los productos de otros agricultores y artesanos puertorriqueños, como el ron artesanal Tres Clavos y las semillas de Desde mi Huerto.

Flores, guineos e historia
“Trabajamos aproximadamente 25 frutas y vegetales”, comenta Antonio Castro. En Neo Jibairo cultivan albahaca, berenjena, col rizada (tres variedades), flores, guineo, hierbabuena, lechuga, maíz, melón, parcha, papaya, plátano y tomate.

Además de sembrar frutos, rescatan la historia de Puerto Rico a través de algunos cultivos, particularmente con la hoja de tabaco. Desde sus inicios en Río Grande, siembran tabaco para repeler mosquitos, pero tras el huracán María, un amigo llamado Walter Fernández les planteó convertir ese cultivo en un producto comercial.
“Fuimos a Cuba, República Dominicana, nos nutrimos de toda esa información agrícola en cuanto al tabaco y decidimos retornar esa historia nuevamente de Puerto Rico”, cuenta Francisco Castro.
Antonio Castro, master roller de la finca y encargado de los procesos de siembra en Neo Jibairo, entiende el cultivo del tabaco como un acto de memoria. “Es volver a hacer ese llamado a la sangre que tenemos por dentro tabaquera”, explica.
Puerto Rico cuenta con las condiciones para ello: “Tenemos el mejor suelo, el mejor clima para desarrollarlo, muy parecido a la República Dominicana, Nicaragua, Honduras, Cuba, que son países hermanos que tienen climas similares”. La pregunta, entonces, se vuelve inevitable: “¿Por qué no volver a traer esa tradición a la isla que nos pueda hacer autosustentables?”
La educación como misión
“Muchos niños piensan que las frutas nacen en el supermercado”, opina Antonio Castro con preocupación. Por ello, invita a que las nuevas generaciones tengan “por lo menos una vez en la vida contacto con la tierra”.

Fiel a esta visión, confía en que la finca pertenece a la comunidad: “No quedarse solamente en lo que es sembrar la planta, sino integrar a esa comunidad a que vea el proceso, invitarlos a talleres y a que consuman la comida”.
¿Qué puedes hacer en Neo Jibairo?
1. Recorrer la finca y participar de un taller de confección de cigarros
La agricultura se entiende con los cinco sentidos. La finca ofrece recorridos donde se explica la historia de la finca y sus cultivos. Hay, además, talleres de confección de tabaco dirigidos por Antonio Castro, quien enseña cómo enrollar un cigarro artesanal.
2. Tener una buena conversación en la barra
La finca cuenta con una barra que abre de jueves a domingo, de 3:00 p.m. a 8:00 p.m., con horario extendido hasta las 10:00 p.m. los viernes y sábados. Allí sirven coctelería con productos locales: sangría de acerola, y tragos como La Jardinera, elaborado con Ron Tres Clavos infusionado en parcha, salsa de guayaba y toronja rosada.
3. Recargar energías en Café Jardín
El coffee shop y juice bar opera de jueves a domingo, de ocho de la mañana a cinco de la tarde, con tostadas de masa madre y smoothies como el Señor Sol, que tiene piña, papaya, cúrcuma, hierbabuena y jugo de acerola.
4. Probar las creaciones de Brick Artisan Pizza
De jueves a domingo, dentro de la finca, Brick Artisan Pizza prepara pizzas artesanales con productos de la finca. Entre sus opciones figura la Pizza Garden: base de margherita, cebolla caramelizada, hongos frescos, aceitunas kalamata, tomates deshidratados, queso de cabra y glaseado balsámico.







